Mujercitas: más que feminismo, valores familiares

Por: María Reneé Rendón

Mujercitas es una obra escrita por Louisa May Alcott en 1868; sin embargo, desde entonces, ha tenido siete adaptaciones al cine. La primera, en 1917, cuando las películas todavía no contaban con sonido, hasta la última estrenada este año en salas. Esta versión tuvo cinco nominaciones en los premios Oscar 2020 y obtuvo la estatuilla en la categoría de Mejor Diseño de Vestuario.

Es la séptima adaptación, pero me atrevería a decir que no será la última, pues el mensaje que transmite la obra se adapta en cada generación y siempre habrá alguien que redescubra su importancia y lo quiera hacer llegar a más personas a través del cine.

En general, muchas personas se concentran y enaltecen el papel de Jo en la trama. De la hermana “rebelde” que busca emanciparse de los estereotipos de la mujer y decide luchar por su sueño de ser escritora, profesión reservada para los hombres. Sin embargo, el mensaje de Alcott va más allá de la denuncia social. Es la evolución de los valores familiares y la construcción de la moral en la mujer.

Cada hermana tiene una personalidad propia. Cualquier lectora podría identificarse al menos con una por sus virtudes o defectos. Sin embargo, la Señora March, su madre, es quien juega un papel clave en las reflexiones y decisiones de las jóvenes. Sobre todo, construye su moral.

Lo que resalta es su capacidad de enseñar con el ejemplo, pues mientras su esposo se encuentra al frente de batalla en la guerra de secesión, se encarga de formar un hogar sencillo, pero con dignidad.

Logra llevar las dificultades con fuerza y valentía, sufre la falta de su esposo, pero se convierte en la fortaleza y estabilidad del hogar. Sufre la pérdida de una hija, pero no deja de alegrarse por los nuevos proyectos de las otras hermanas.

Otro de los valores evidenciados es la generosidad. Puede que no tuvieran grandes recursos, pero las hermanas no dudaban en regalar un momento de felicidad con sus obras de teatro. Además, el personaje de Meg, personaliza a una hermana mayor que es el apoyo más grande de su madre en las tareas domésticas y en el mantenimiento económico de la casa.

El buen humor está presente en casi todos los ambientes de la historia; incluso, en los momentos de tristeza, el tinte cambia a un ambiente de cercanía, cariño y empatía, virtudes que deberían estar presente en cualquier hogar.

En definitiva, Mujercitas es una obra que plasma los valores y conflictos que atraviesa cualquier adolescente. Sin embargo, como en la vida, se muestra que la familia es la escuela más importante, que edifica a la sociedad.

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